viernes, 31 de octubre de 2008

Lo bueno y lo malo de los encuentros en el ciberespacio

De pronto recibes un email desde Miami, Montevideo, Sydney, Cataluña o desde cualquier insospechado lugar donde habite alguien que conoces y de quién hace mucho tiempo perdiste el rastro. A veces no es precisamente que lo recibas, también puede ser que lo provoques. El tener el coraje de colgar algo en la web te hace vulnerable a visitas inesperadas, sean deseadas o no.
También existe otra vía de “reencuentro” aunque la palabra suene a mucho cuando lo que significa en esta dimensión sea poca cosa. En las revistas, los periódicos tanto impresos como digitales los columnistas agregan sus direcciones electrónicas y esto invita al lector a entrometerse en su espacio tal vez privado.
Lo cierto es que a quienes nos ha sucedido esto nos hemos llevado sorpresas y sustos. Lo bueno es que sabemos que persistimos en la memoria de alguien, aunque en el subconsciente del amigo estemos dormidos, encogidos, la sola aparición de una referencia nos revive.
Lo malo, no vemos al interlocutor, tal vez nunca más nos encontremos, no nos podremos abrazar, tomar un café, bailar o dormir físicamente cerca. Tampoco veremos sus caras al recibir la sorpresa. ¿Será de placer, de orgullo, de terror o de hastío? Algunos prefieren despedirse de la primera intromisión con un no me importa si no me devuelves este email, otros no responden de inmediato para que no les descubran en la alegría y parecer fríos y distantes.
Lo cierto es que siempre será un placer “reencontrar” gente de este modo, las queramos o no, al fin ellos no sabrán como los recibimos de primera intención.

jueves, 30 de octubre de 2008

La ciencia corrobora un proverbio popular


Recuerdo que hace ya más de 20 años estuve como oyente en una conferencia magistral del profesor de psiquiatría Valdés Mier. El tema a tratar era el manejo de las emociones. Una de mis compañeras de estudio, Ileana Ricardo (de la que nunca más supe) comenzó una discusión paralela con otro estudiante y el profesor con toda la dulzura y parsimonia que lo caracteriza interrumpió su charla para preguntarles que sucedía. Ileana inclemente respondió, es que lo odio, yo odio a este tipo. Todos nos reímos pues sabíamos que estaban muy enamorados. Entonces fue que el Dr. Valdés Mier dijo: Escuchen a los viejos, los proverbios populares por lo general suelen tener mucha razón, y comenzó a reír con la gracia de alguien que vive de tratar de entender los entuertos de la mente.
Del Amor al odio hay un solo paso, no hay nada más parecido al odio que el amor, y así otras formas populares de enunciar lo que un grupo de científicos ingleses acaban de demostrar: El circuito cerebral del odio. En la ínsula y el putamen son las estructuras cerebrales implicadas en este circuito. La ínsula cataliza las expresiones de disgusto y los estímulos desagradables, mientras el putamen planifica la respuesta activa de agresión o defensa. Lo inaudito según el grupo de investigadores es que exactamente en esas zonas cerebrales es que se procesa la información y reacción amorosa, por lo que en ambos casos no es de extrañar que en cualquiera de los dos estados existan reacciones irracionales y agresivas.
Por suerte en este circuito participan otras estructuras que marcan la estrecha diferencia entre los dos sentimientos, porque si no estaríamos tan confundidos que nunca sabríamos a ciencia cierta si lo que sentimos es amor o es odio.

domingo, 26 de octubre de 2008

Little hallucination


Decía Maria Antonieta: Ya no hace falta el veneno, la calumnia mata con más facilidad
Pobre Ratso, con tanto frío y solo quiere ir al Sur
Tutsa Kututsa busca a Fantito sin saber que es un animal feroz
La mediocridad separa y la genialidad se desvanece
El corazón está hincado, que más da, solo crece el marabú en la tierra baldía
Por Dios Ratso hasta la gente ordinaria tiene caminos de luz
Te llevaré al Sur, pero no mueras en el camino
Ya morí, sin poder llegar, mi nombre es Enrico Salvatore Rizzo, llamame Rico
No soy Ratzo, nunca voy a ser Ratzo...¿qué dirán de mí?
Pero de igual forma Tutsa Kututsa busca a Fantito, cuidado soy un espino

martes, 21 de octubre de 2008

Si Titón viviera


Eran A. y G. el de 37 años, ella de 28. Ambos jóvenes profesionales que están a punto de casarse. Y en el corre corre que suponen las bodas a todo trapo no paran de hacer gestiones, que si el traje, que si los papeles, la lista de bodas, el alquiler del lugar.
Pero lo que les cuento no es ficción A. y G. aun duermen en casas separadas (raro en este tiempo) por lo que para juntarse el domingo en la mañana, en su continuo peregrinar de gestiones se levantaron temprano, muy temprano. Juntos en un solo carro para ahorrar gasolina llegaron al parqueo de Acrópolis eran las 9 de la mañana, el guardián los saludo al llegar. Se bajaron amorosamente y entre besos y manoseos tomaron el ascensor. Buff primera sorpresa, todo estaba cerrado. Las tiendas abrirían a las 11 AM y dos horas eran demasiado tiempo. Decidieron ir a otro sitio para adelantar. Cuando al momento de pasar la barrera del parqueo, le anuncian que tienen que pagar por no tener sellado el ticket. Pero no tenemos donde sellarlo, no importa tienen que sellarlo o pagar, pues no pagamos, A. decide salir del carro para subir y pagar un café que no quiere beber por tal de conseguir el dichoso sello, pero Buff segunda sorpresa no podía caminar por dentro del parqueo a pesar de estar a escasos 15 metros de la puerta del ascensor, que si camino, que no vas a caminar, pues entonces que hago, nada poner el sello, ¿pero como? No sé.
Comienza una discusión absurda y A. logra escaparse hacia las escaleras, mientras G. está aterrorizada dentro del vehículo, cuando de pronto el guardián llama a la policía para que los arrestaran ¿Por no tener el sello en el ticket?.
A. baja con los dos cafés que no se van a tomar y con el preciado sello. El acto duró 35 minutos. Exhaustos se dan cuenta de que deben llegar corriendo a la degustación de los platos que se brindaran en la esperada cena nupcial, la comida era buena, abundante y deciden pedir una limonada para poder cambiar el gusto entre plato y plato. Buff tercera sorpresa, una cuenta por 230 pesos, cada limonada costaba 115 no tenían efectivo y el veriphone estaba dañado. Mejor no sigo la historia me reservo un pequeño espacio para el capitulo final.
Día lunes, tienen que ir a la Oficialía, ya que aunque él es residente definitivo en nuestro país no es ciudadano jurado y probado por lo que tiene que pagar una suma para efectuar su casamiento, eso es legal, no hay problemas, pero Buff cuarta sorpresa tiene que desembolsar tatannnnn
8 000 pesos, pero A. no es tonto y cuenta cada noche cual viejito uno a uno los cheles que va ganando, por lo que averiguo antes, cuanto era lo que realmente exigía el trámite. Realmente era menos de la mitad exigida por ser residente definitivo, lo siento tu eres extranjero, pero escúcheme yo me informe, no sé voy a preguntar a mi superior, por favor, dice lo mismo que yo 8 000, que no señorita que no son 8 000 por favor verifique con alguien más, vamos al piso de abajo para hablar con el abogado. Bajaron, subieron, volvieron a bajar y volvieron a subir, ya vez lo dijo el abogado 8 000 o no te casas, voy a llamar a Migración, bueh…
A. llama a Migración, si señor usted tiene la razón ellos solo son unos ineptos, por favor podría llamarlos. Buff quinta sorpresa, no joven eso ellos lo deben saber y si no que se informen son los procedimientos…no sé cual fue el final pero A. y G. son tozudos y lograron pagar lo que correspondía.
Si Tomás Gutiérrez Alea estuviese vivo y me hiciera el honor de leer este blogcito se daría cuenta que La muerte de un burócrata fue solo el principio del chiste.

miércoles, 15 de octubre de 2008

La verdad os hará libres


Ciertamente es una cita bíblica Juan (8,32) pero prefiero sacarla de contexto ya que su valor trasciende su nicho particular. Todas las religiones sean monoteístas o politeístas son dueñas de su verdad y la hacen absoluta. Crecí sin religión no sé si es bueno o malo, lo cierto es que me da una distancia suficiente para entender que la verdad esta encerrada en cada hombre. Duele ver como la violamos a cada momento. Nos avergonzamos de la prensa, de los políticos, de los vecinos y hasta de nosotros mismos por cada mentira que se echa a rodar. Si la verdad nos hace libres y nos mantenemos mintiendo cada día ¿Que le hacemos a esa hermosa hermana, la libertad?
Llevo colgado en mi cuello algo que me corrobora la idea de que la verdad está por encima de todo credo, ella es la imprescindible.

Coldplay, Viva la vida or death all his friends


¡Qué discazo! Salio en junio, ciertamente la maquinaria publicitaria explotó cuanto pudo este estreno, pero no fue en vano. Hace tres días que por fin lo oigo entero…literalmente entero. Musicalmente es una joya que muy seguramente se convertirá en clásico. Tiene todo lo que se necesita para manejar 200 Km. sin parar, se puede repetir una y otra vez. La lírica es impecable. Vaya producción la Brian Eno.
Cementeries of London me obligo a viajar con Google Earth, 42 y Violet hill son especialmente bellas. Viva la vida creo que puede estar definitivamente entre las mejores canciones del año. No importa si Coldplay ya no es el de antes, si Chris Martin se casó con una super estrella de Hollywood. Este es un DISCAZO. Bueno digo yo que no se nada de música, pero no puedo vivir sin ella.

domingo, 5 de octubre de 2008

La insolencia del universitario fútil


Todos los que alguna vez asistimos y nos graduamos de una universidad pasamos por ese instante de bobería, en el que nos era imprescindible que nos asociaran a lo que seríamos algunos años más tarde, cuando definitivamente arrancara nuestra vida profesional. Recuerdo cuando apenas cursábamos el tercer año de la carrera de medicina a la hora de partir del hospital, salíamos todos, sin excepción con la bata y el estetoscopio colgado al cuello. El mundo se debería estar concientes de que ya éramos casi médicos, aunque no supiéramos siquiera que oír con el mencionado aparatito. Eso dura un tiempo, a veces más largo otro más corto, pero desaparece cuando ya no importa lo que vean en uno sino el respeto que se ha ganado.
El viernes fue para mí un día de trámites y entre filas y filas pude escuchar las mil y una conversación, desde la mujer que en su enloquecida necesidad de predicar el evangelio…o su evangelio más bien decadente, decidió mandarme al infierno por no creer en Dios, su Dios porque entre otras cosas me recalcó que Alá es solo un terrorista y hasta negro.
Pero fue la conversación de dos estudiantes de término de una escuela de medicina la que me dejó pasmada. La fila era en la cancillería donde los dos jóvenes iban a certificar sus notas para el posible visado americano. Entre ellos había una distancia de la menos 5 metros y su conversación arropaba a todos los presentes, porque en cuanto a decibeles no se aguantaban ni uno.
Fulanito, dime cuales son las contraindicaciones del Haloperidol. Menganita ¿Cual es la fractura de Coles? Las respuestas eran más bien simpáticas al principio. Ninguno sabía que responder, pero lo peor fue cuando sin pudor delante de las más o menos 30 personas que esperábamos pacientemente, uno de los jóvenes dijo que su problema era la neurología porque nunca tuvo tiempo de asistir a clases. Con el descaro que casi siempre me suele acompañar me les acerqué y les pregunté cuanto duraba su rotación por Medina Legal y ambos se quedaron cual pescado en tarima, tiesos, fríos y con los ojos muy abiertos. Su respuesta fue extraña, pues ni ellos mismos entienden que era esa materia.
Pero lo peor de la historia fue que cuando ya se aburrieron de hacer saber que serían futuros médicos comenzaron a parlotear sobre las posibilidades que tenían de nombramientos ya que eran amigos o familiares de algún funcionario que les ayudaría, sin importar que no supieran cuales eran las contraindicaciones del Haloperidol, o a que huesos pertenecía la fractura de Coles ni mucho menos la importancia de recibirse con una amplia y necesaria formación en Medicina Legal.

Un acto de amor equivocado


Dentro del maravilloso mundo de las relaciones amorosas, hacemos cada día entregas que confirman de una u otra forma, nuestra fe en la persona a quién amamos. Los regalos por insignificantes que sean siempre llevan esa carga de complicidad y demostración de afecto ultrasincero. No importa la cuantía monetaria de lo que entregamos, importa el gesto, el deseo.
Pero en esa misma obnubilación que nos envuelve el más prefecto de los sentimientos, dejamos espacio a una decisión torpemente peligrosa. No señores, el sexo sin protección no es un regalo ni una prueba de amor. Es simplemente un riesgo que de alguna manera se paga y muy caro.
El HPV o Virus del Papiloma Humano es una enfermedad de transmisión sexual extensamente difundida. Existen más de 100 cepas de este y alrededor de 30 de ellos son de alta peligrosidad en cuanto a cáncer cervicouterino se refiere. Lo peor es que su sintomatología a menos que sea con presencia de verrugas genitales, es prácticamente nula. Puede pasar como una simple lesión en la piel o mucosa genital aparentando una lesión por fricción durante el coito. Pero no es así. El cáncer cervicouterino y el de mama son las primeras causas de muerte en la mujer hoy en día y lo mejor es que pueden ser diagnosticados o evitados de una manera muy sencilla.
El uso del condón sí es un acto de amor inequívoco, incluso con nuestra pareja habitual, esa que creemos absolutamente monógama. El condón no limita la sensibilidad, ni presupone infidelidad.
Es sencillamente un acto de responsabilidad personal y social. Recuerdo una conversación entre dos personas que se aman profundamente y que por alguna extraña razón no conviven en familia, donde una le reclamaba a la otra, que, como expresión absoluta de su disposición amorosa era el no haberse protegido cuando tenían relaciones sexuales. Eso a estas alturas del desarrollo de las comunicaciones es imperdonable incluso infantil.
Existe una vacuna contra el HPV, pero solo para los que no están infectados, es una buena inversión para nuestras hijas sin olvidar la recomendación obligada del uso del condón.
Tanto para hombres como para mujeres, una entrega sexual sin protección, más que un acto de amor debe considerarse, como dicen en mi país, una puñalada trapera. Lo mejor es que no es difícil tomar la decisión ya que va en la conciencia de cada cual.