miércoles, 23 de septiembre de 2009

Hombres con pantalones bien puestos

Juanes y Miguel Bosé, ambos me dejaron con la boca abierta. No por el concierto, no, sino por su coraje. En primer término sabían perfectamente a donde iban y lo mantuvieron todo, tanto las alegrías como los enfados muy en un segundo plano. Que no se transparentara lo que iba ocurriendo en la Isla en medio del mar, su objetivo estaba muy bien definido.
Según palabras de Juanes: Estamos diciendo cosas importantes sobre la gente joven de Cuba y subraya la gente joven de Cuba carajo por el futuro de Cuba eso estamos haciendo aquí y hemos encontrado una barrera muy fuerte, no lo vamos a permitir, punto se acabó…no, no y no, no me voy para esa habitación aquí nos vamos a quedar todos. Cuando quieran hablar aquí estamos.
Creo que además de haber llevado un rato de guaracha sin pensamiento gastronómico, este momento si abrió algunas compuertas que hasta ese minuto estaban clausuradas para los ojos turísticos de ambos cantantes.
Esa persecución, ese delirio de vivir en la cabeza del otro, ese acoso ilimitado y el llevarte a el lugar donde nadie pueda ver y así actuar sin testigos, es lo que vivimos todos los cubanos día a día, allá o aquí, siendo el aquí cualquier punto de la geografía mundial.
Gracias a ambos, vuelvo y repito no necesariamente por el concierto sino por el coraje del intento y de la consumación.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Intolerancia y locura

Hace ya 15 años aproximadamente tuve el honor de participar en los inicios del proyecto cubano de obtención de órganos para trasplante. Filosófica y éticamente no era una tarea fácil, había que leer mucho para entender que era la muerte biológica y luego la muerte cerebral. Hoy prácticamente en el mundo entero esto se da por entendido. En aquel momento no era así.
Tuve la buena o mala suerte de que en mí como profesional se fundieran dos especialidades: Cirugía y Cuidados Intensivos, lo que hizo que me viera forzada tanto a trabajar en la mantención del donante como en la extracción de los órganos. Aclaro que nunca compartí al mismo tiempo los dos roles. Pero puedo decir que tuve unas experiencias inolvidables.
Cierta noche del 1995 un accidente absurdo costo la vida a un joven cubano, el trauma craneal que sufrió al ser lanzado de un vehículo en marcha le provoco la muerte encefálica. El joven tenía todos los requisitos para ser un donante adecuado, incluso en su carnet de identidad tenía el sellito de donante voluntario. Este sello no tenía fuerza legal real por lo que a los familiares siempre se les pedía la autorización para la extracción-donación de órganos. En este caso en particular recuerdo que el padre se negó al proceso alegando que nunca un “desgraciado comunista” llevaría los órganos de su hijo. Cierto es que la aceptación de una petición de este tipo en medio del duelo por la perdida es difícil de aceptar.
Pero este recuerdo me vino a la mente cuando leí en Facebook un comentario de una joven llamada Grace. Ella hacía referencia a una vieja noticia, ocurrida en 2005 cuando la incursión israelí en Jenin. Ahmed niño palestino de doce años, hijo de Ismail Khatib murió a consecuencia de los disparos que por error le propinaron los soldados israelíes.
El sábado mismo en que ocurrió la muerte, en el minuto preciso del desenlace final, Ismail y su esposa decidieron donar los órganos de su hijo musulmán a dos niños judíos y otro drusaí.
No es asunto de perder el camino ni renunciar a los principios que creemos como válidos, pero cuando la intolerancia llega a convertirse en locura ni los niños se pueden salvar.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Tres en un día

Tengo diez años fuera de Cuba. Sin regresar. Cuando salí de La Habana (como dice la canción infantil) estaba segura de que mi país era noticia en todas las televisoras, periódicos y revistas del mundo. Si no en todas al menos en el 80 por ciento de ellos. Con el tiempo y con la perenne manía de leer cada amanecer más de seis periódicos y de ver algunos noticieros importantes de varios continentes, me dí cuenta de que aquella idea era absolutamente falsa. Cuba no es necesariamente noticia.
Esta afirmación me ha traído más de una discusión y no pocos epítetos. Desde vende patria hasta americanizada. Para mí sí, cada palabra dicha en esa isla, cada movimiento que se de, es una noticia para mí. Eso no lo puedo negar.
Pero hace un par de días coincidieron tres noticias sobre Cuba y esta vez en muchos periódicos del mundo:

1. Cuba autoriza acceso libre a internet
2. Cuba: luz verde a taxis privados
3. Muere líder revolucionario cubano

No deja de sonrojarme esto. Vivo al lado de Haití que está categorizado como el país más pobre del mundo y que ha sufrido varias dictaduras. Sin embargo las dos primeras noticias podrían resultar extrañas si provinieran de Puerto Príncipe. La tercera me deja perpleja a mí.
Hace algunos años se rumoró (deporte preferido de los cubanos: el rumor) que ese revolucionario había renunciado a su militancia partidaria incluso que había sufrido un infarto en una discusión. Pero las últimas noticias del octogenario líder estaban más vinculadas a su hijo JJ que a él mismo o a sus responsabilidades dentro de la maquinaria gubernamental.
Lo cierto es que renunciado o no, con hijos disidentes o no, Juan Almeida Bosque murió junto a su pandilla, esa misma que hace que Cuba sea noticia porque permiten Internet o un poquito más de taxis en La Habana.

De la adoración al aburrimiento

Hace aproximadamente dos años, en casa dedicábamos horas enteras y seguidas a ver los brillantes diagnósticos y los trastornos de la personalidad de Gregory House. No solo a mí que soy médico se me fueron horas pegadas a un sofá, sino a una legión de hombres a los que les fascinaba esa personalidad controversial y de mujeres que estábamos enamoradas de ese tipo feo y despiadado, pero genial.
Un día mi hija me dijo entre risas (hago constar que ella quiere ser médico, pero solo tiene 16 años) -Ahora la muchacha empieza a toser, mamá- y de pronto comienza a echar sangre por la boca. Aquí llegará Dr. House y dirá que le pongan esteroides y que le hagan una RMN, mientras que los otros médicos, los pobres, los cuales su único criterio de selección era que tuviesen en su ADN una muestra considerable de pushing bag, se asombran y discuten exactamente lo mismo que en el capítulo anterior. Lupus, Sarcoidosis, Lupus, Amiloidosis
Tiene razón mi hija. A estas alturas no logro sostener el parpado superior en posición de ojo abierto ni por 15 minutos. Parezco una eterna miasténica. Ni sus diagnósticos me parecen brillantes ni su personalidad me enamora. Toda pedantería y snobismo tiene un límite de aceptación. Para mi fue de dos años, ya no más, al final me he dado cuenta de que me gustan más las personas normales y las historias reales. A mi House se me desinfló.