sábado, 19 de diciembre de 2009

Todos tenemos un poquito

Desde la bolsa plástica que sube y baja en el espacio cerrado de la cámara fija o el sudor en la camiseta de Burnham. Cada minuto de American Beauty es memorable. No la norteamericana, todas y cada una de las sociedades modernas están reflejadas en el entuerto de personajes melancólicos, brutales, angustiados, intolerantes, reprimidos o infelices.
Hace cinco años que la banda sonora de American Beauty (como muchas otras) me acompaña en cualquier artefacto reproductor que me rodea. Recuerdo la vez que me llevó hasta los Cerros de Gurabo y mi afán porque los otros también distinguieran cada escena de la película a través de los sonidos. No me daba cuenta de que aunque en el Caribe, era yo también un personaje secundario de la Belleza Americana