domingo, 1 de marzo de 2009

No eran los sueños de Goya


Estos días han transcurrido cortos y muy apretados para mí. Son varios los temas que tengo que manejar, arreglar, desenredar, priorizar. Definitivamente me convendría aquello de Manzanero en cuanto a la extensión de la semana y de ser posible de los días. Tal vez por este estado de ausencia de tranquilidad, me doy cuenta que estoy teniendo pensamientos semi oníricos y sueños casi reales.
En fin, a veces no sé si estoy despierta o dormida. Pero anoche se mezcló todo: mis asuntos pendientes, la inestabilidad del país, los premios Oscar, las noticias de Cuba y desperté sudando a mares y con una crisis de angustia como hace algún tiempo no sentía.
En el sueño, al borde de la escalera de mi casa, había una cesta, en la cesta un bebé…era Benjamin Button, pero la cara no era la de Brad Pitt sino la de Fidel Castro Ruz. Mi primera respuesta fue quedarme helada…no saber si lo recogía, lo lanzaba o llamaba a zoonosis (esto último es un chiste, porque donde vivo no nos diferenciamos mucho los hombres de los animales, por lo que no existe entidad dirigida a la atención animal).
Pero luego encontré dentro de la manta que lo cubría una carta: Corran, no pierdan tiempo, solo tienen 18 años de gracia hasta que esta cosa vuelva a crecer. Lo firmaba Lina.
Puede que esté enloqueciendo, pero entre Chávez y sus fábulas, Scott Fitzgerald, las declaraciones tardías de Cardenal y la cruda realidad que vivimos y que parece que seguiremos viviendo, estos son mis sueños hoy.
Lo que pasó con Benjamin Castro o Fidel Button lo ignoro, por suerte entre el mar de sudor y los lengüetazos de mi perro desperté este “feliz” domingo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por fortuna la única ficción alrededor de Fidel ha sido su propia enajenación y su pretendida inmortalidad. Ni Lina ni Dios podrán evitar que muera y desaparezca de la faz de la Isla. Aunque tarde 100 años en borrarse su huella de desastres y pavor, acabará desapareciendo del todo. Hay que tener fe, que todo llega.

Anónimo dijo...

¡Excelente! Ese espalpelo tiene más filo que nunca.