Llevamos 50 años obligados a “celebrar” cada 13 de agosto el cumpleaños de Fidel Castro. Como si fuera un familiar cercano o el amigo más preciado. Y creo que es un derecho de quien quiera hacerlo. Como es un derecho también el poder celebrar en agosto otro nacimiento, pero en este caso de un suceso social que pone en entredicho la satisfacción popular con el cumpleaños del Jefe.
Hace ya 15 años se produjo la primera revuelta multitudinaria de la que tengo recuerdos. Ese día Camilo llegó a la casa en su bicicleta vociferando enloquecido: Esto se jodió, esto se jodió. Venía pedaleando desde La Habana Vieja y logró ver todo el movimiento desde adentro. En cambio, yo estaba en casa tratando de dormir a nuestra hija que entonces era pequeña y el calor infernal la ponía muy irritable. Le imploré a mi madre que cuidase de la niña, fue más, llegué a amenazarla para que se quedase con ella y así yo pudiera ser testigo igualmente del final que tanto estábamos esperando.
Con la libertad de movimiento conseguida salimos para el Malecón, pero mi visión fue muy distinta a la que capturó Camilo en su trayectoria de Este a Oeste. A la altura de 3ra y D llegaban los camiones repletos de constructores del Blas Roca, quienes desnudaban sus torsos para que no fuera identificable la insignia de las brigadas, y con palos, tubos y cabillas en las manos eran enviados a repeler de Oeste a Este a los que por voluntad propia venían en la manifestación.
Recuerdo que en la televisión se dio la visión triunfalista del patriarca vencedor dentro de la multitud que aparentemente cambió el grito de Fidel asesino por el de Viva Fidel. La otra versión que circularon los medios oficiales fue que el mismo pueblo sofocó la manifestación. Puede que la mayoría lo creyéramos así, no tuvimos acceso a ningún reportaje gráfico que lo desmintiera. Pero eso cambió a finales de julio de este año, al menos para mí.
Por primera vez entendí porque Camilo llegó vociferando enloquecido aquel día. La magnitud de lo que vio era suficiente para que llegara el final.
Fue a través de Facebook que conocí de un material fílmico amateur (http://www.youtube.com/watch?v=Sdr7CwQtOAw) que recoge varios minutos de ese día. Pude ver tanto a los manifestantes como a la policía reprimiéndolos brutalmente. Cientos de policías, un enorme parque de carros policiales alineados en el Malecón. La versión oficial quedó destruida, ni eran pocos los manifestantes ni fue el pueblo quien los repelió. Ya hoy tengo el panorama completo.
Por eso existe una razón muy fuerte para convocar a la celebración de un suceso realmente importante para nosotros los cubanos. El Maleconazo del 5 de agosto del 1994 fue el movimiento popular espontáneo más importante de los últimos 50 años en Cuba. Eso sí es una razón para celebrar en agosto, como hermanos, como los amigos más apreciados.
Hace ya 15 años se produjo la primera revuelta multitudinaria de la que tengo recuerdos. Ese día Camilo llegó a la casa en su bicicleta vociferando enloquecido: Esto se jodió, esto se jodió. Venía pedaleando desde La Habana Vieja y logró ver todo el movimiento desde adentro. En cambio, yo estaba en casa tratando de dormir a nuestra hija que entonces era pequeña y el calor infernal la ponía muy irritable. Le imploré a mi madre que cuidase de la niña, fue más, llegué a amenazarla para que se quedase con ella y así yo pudiera ser testigo igualmente del final que tanto estábamos esperando.
Con la libertad de movimiento conseguida salimos para el Malecón, pero mi visión fue muy distinta a la que capturó Camilo en su trayectoria de Este a Oeste. A la altura de 3ra y D llegaban los camiones repletos de constructores del Blas Roca, quienes desnudaban sus torsos para que no fuera identificable la insignia de las brigadas, y con palos, tubos y cabillas en las manos eran enviados a repeler de Oeste a Este a los que por voluntad propia venían en la manifestación.
Recuerdo que en la televisión se dio la visión triunfalista del patriarca vencedor dentro de la multitud que aparentemente cambió el grito de Fidel asesino por el de Viva Fidel. La otra versión que circularon los medios oficiales fue que el mismo pueblo sofocó la manifestación. Puede que la mayoría lo creyéramos así, no tuvimos acceso a ningún reportaje gráfico que lo desmintiera. Pero eso cambió a finales de julio de este año, al menos para mí.
Por primera vez entendí porque Camilo llegó vociferando enloquecido aquel día. La magnitud de lo que vio era suficiente para que llegara el final.
Fue a través de Facebook que conocí de un material fílmico amateur (http://www.youtube.com/watch?v=Sdr7CwQtOAw) que recoge varios minutos de ese día. Pude ver tanto a los manifestantes como a la policía reprimiéndolos brutalmente. Cientos de policías, un enorme parque de carros policiales alineados en el Malecón. La versión oficial quedó destruida, ni eran pocos los manifestantes ni fue el pueblo quien los repelió. Ya hoy tengo el panorama completo.
Por eso existe una razón muy fuerte para convocar a la celebración de un suceso realmente importante para nosotros los cubanos. El Maleconazo del 5 de agosto del 1994 fue el movimiento popular espontáneo más importante de los últimos 50 años en Cuba. Eso sí es una razón para celebrar en agosto, como hermanos, como los amigos más apreciados.
2 comentarios:
ah porque fueron los trabajadores del blas roca ? yo pense qe eran militares vestidos de civil... siempre he vivido equivocado
El anónimo puede estar seguro de que hubo ambas cosas, aunque por la rapidez y espontaneidad conque sucedió todo, las fuerzas policiales tuvieron que presentarse tal cual eran en su mayoría, de uniforme, así que el supuesto "pueblo revolucionario" fue representado más por el Blas Roca que por segurosos, y luego complementado por parte de la turba que antes gritaba ¡Libertad!, y que para salvar el pellejo se unió a la cola del Yipi de Fidel a gritar ¡Esta calle es de Fidel! luego de dar la vuelta a la manzana... Yo también andaba en bicicleta cerca de allá ese día, regresando de Centro Habana a Marianao, aunque no llegué al malecón sino que crucé Infanta y aquello ya estaba caliente. No me imaginaba lo que ocurriría después aunque sí conocí de primera mano los detalles por mis amigos de CHTV, esa misma tarde.
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