Hemos sostenido mil y una discusión. No entre dos, sino entre muchos amigos, conocidos e incluso algunos desconocidos. El futuro de Cuba. Pero esta vez no voy a ser directa, esta vez me voy a ir por la tangente.
La alfabetización es una obligación de los estados y un derecho de los ciudadanos. Pero también aprender a leer y a escribir debe convertirse en un deber particular de cada quién. No puede un país pretender establecerse como modelo de avanzada si su población no lo representa. Y no hablo de analfabetos funcionales, que por desgracia son más frecuentes de lo que desearíamos, Hablo de analfabetismo total, el real, el que es vergüenza ver hoy en día.
Y me consta, doy fe de ello. Por ejemplo: hace unos días trabajando en La Vega, brindamos servicios salud a 70 personas, la gran mayoría no era mayor de 40 años, casi todos obreros y muy poco personal de oficina. En ese lugar encontré tres hombres que no sabían leer ni escribir, uno de ellos de apenas 21 años me dijo que no le interesaba, su único fin en la vida eran los gallos y para eso solo había que saber sacar cuentas. Una gran parte de la actividad la dedico a “predicar el evangelio de la Salud”. Dando charlas, interactivas, con proyección de texto e imagen ya que cuando se utilizan varios medios sensoriales el aprendizaje es mayor. Pero ¿qué podían entender aquellos hombres? Aquí hablo de La Vega, no de un campito perdido en una loma.
Para nadie es extraño encontrarse mujeres que trabajan como empleadas en casas particulares y tampoco forman parte de este gran mundo de los alfabetizados. Emplean gran parte de su dinero en el “Salón”, en ropa, hasta poniéndose uñas postizas en los dedos de los pies. Sus prioridades son otras, ajenas a la educación a la que tienen derecho, lo mismo piensan sin dolor sus empleadores.
Todo el que llega a RD se impresiona con la majestuosidad de los vehículos que corren por las calles. Hace unos días un amigo que regresó de NY me comentó que no vio ni una sola Land Rover Discovery en la Gran Manzana. Sin embargo aquí, el chofer que provoca un accidente donde hay heridos se da a la fuga. Así te enseñan cuando vas a sacar la licencia de conducir.
Acaba de pasar la tormenta Fey y como la anterior, nos enteramos cuando ya no era posible siquiera, cerrar las ventanas de la casa.
Es verdad que esta ciudad se ha levantado verticalmente en los últimos 10 años, pero a qué precio y quienes son los compradores…eso no se sabe. Peor aún, no interesa, aquí no vale lo que sabes, lo que aprendiste ni lo que estas dispuesto a aprender para ponerlo en función de tu sociedad, el orgullo personal en este momento es tener dinero, no importa de donde ni como (aunque cada día se sabe mejor el como y el donde).
Sería interesante que todos pudieran ver un documental llamado Cocaine Cowboys, las conclusiones son fáciles de sacar.
Entonces luego de tanta faena, me salgo de la tangente y vuelvo al punto original. Es muy probable que nunca vuelva a mi país, pero lo que si es seguro que apuesto con mis uñas (que son naturales) mis dientes, mis manos y mi inteligencia a que esa nación se levantará y su desarrollo económico no va a ser tan desastroso como algunos sugieren y otros desean. La semilla se sembró hace varios siglos solo hay que volver a regarla.
La alfabetización es una obligación de los estados y un derecho de los ciudadanos. Pero también aprender a leer y a escribir debe convertirse en un deber particular de cada quién. No puede un país pretender establecerse como modelo de avanzada si su población no lo representa. Y no hablo de analfabetos funcionales, que por desgracia son más frecuentes de lo que desearíamos, Hablo de analfabetismo total, el real, el que es vergüenza ver hoy en día.
Y me consta, doy fe de ello. Por ejemplo: hace unos días trabajando en La Vega, brindamos servicios salud a 70 personas, la gran mayoría no era mayor de 40 años, casi todos obreros y muy poco personal de oficina. En ese lugar encontré tres hombres que no sabían leer ni escribir, uno de ellos de apenas 21 años me dijo que no le interesaba, su único fin en la vida eran los gallos y para eso solo había que saber sacar cuentas. Una gran parte de la actividad la dedico a “predicar el evangelio de la Salud”. Dando charlas, interactivas, con proyección de texto e imagen ya que cuando se utilizan varios medios sensoriales el aprendizaje es mayor. Pero ¿qué podían entender aquellos hombres? Aquí hablo de La Vega, no de un campito perdido en una loma.
Para nadie es extraño encontrarse mujeres que trabajan como empleadas en casas particulares y tampoco forman parte de este gran mundo de los alfabetizados. Emplean gran parte de su dinero en el “Salón”, en ropa, hasta poniéndose uñas postizas en los dedos de los pies. Sus prioridades son otras, ajenas a la educación a la que tienen derecho, lo mismo piensan sin dolor sus empleadores.
Todo el que llega a RD se impresiona con la majestuosidad de los vehículos que corren por las calles. Hace unos días un amigo que regresó de NY me comentó que no vio ni una sola Land Rover Discovery en la Gran Manzana. Sin embargo aquí, el chofer que provoca un accidente donde hay heridos se da a la fuga. Así te enseñan cuando vas a sacar la licencia de conducir.
Acaba de pasar la tormenta Fey y como la anterior, nos enteramos cuando ya no era posible siquiera, cerrar las ventanas de la casa.
Es verdad que esta ciudad se ha levantado verticalmente en los últimos 10 años, pero a qué precio y quienes son los compradores…eso no se sabe. Peor aún, no interesa, aquí no vale lo que sabes, lo que aprendiste ni lo que estas dispuesto a aprender para ponerlo en función de tu sociedad, el orgullo personal en este momento es tener dinero, no importa de donde ni como (aunque cada día se sabe mejor el como y el donde).
Sería interesante que todos pudieran ver un documental llamado Cocaine Cowboys, las conclusiones son fáciles de sacar.
Entonces luego de tanta faena, me salgo de la tangente y vuelvo al punto original. Es muy probable que nunca vuelva a mi país, pero lo que si es seguro que apuesto con mis uñas (que son naturales) mis dientes, mis manos y mi inteligencia a que esa nación se levantará y su desarrollo económico no va a ser tan desastroso como algunos sugieren y otros desean. La semilla se sembró hace varios siglos solo hay que volver a regarla.
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