jueves, 4 de septiembre de 2008

Don José


Don José no es un hombre tímido, para nada. Es sumamente respetuoso. Su apariencia es una extraña mezcla entre la humildad y la perspicacia. Don José es chofer, lo mismo maneja una Toyota Prado que un Mercedes Benz, ninguno es suyo. Hace su labor con la dignidad de un gerente, desde su asiento y su volante maneja su empresa.
¿Pero cuál es la empresa de Don José?
El tiene varias y creo (sospecho) que traspasa los fondos de unas para otras sin dejar a ninguna en situación precaria o riesgo de quiebre. Todo lo hace en silencio o con una sonrisa poco audible. Hago constar que Don José no es un hombre agraciado físicamente, pero vale la pena sentarse a su lado un buen rato.
Sus empresas son económicas pero escasas para las personas de su clase social, comprobémoslo:
La lectura, es raro encontrarlo sin un libro en las manos, no de allante, sino leyendo seriamente.
La música, los ojos se le ponen más chiquitos de lo que los tiene cuando se habla de Jazz o de música clásica.
Los sentimientos de compañerismo, nunca pasa un umbral antes de otra persona, nunca deja a otro cargar un peso aunque para ello tenga que mojarse.
La sensibilidad, se pone diminuto si ve que alguien sufre, pero sus palabras de ayuda suenan grandes y oportunas.
Hace un par de días en un claro dentro de tanta agua, ya tarde ví salir a Don José solo, no sospechaba que alguien lo estaba mirando. Llevaba un libro en la mano, miro el cielo, miro el libro y lo apretó contra su pecho, así sabía que podía transferir los fondos de La lectura a Los sentimientos. Ese es Don José.

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