Escuche decir en una ocasión que el pensamiento político de Fidel Castro estaba en sus discursos, pero siempre en el último. El análisis no vino de un politólogo, sino de un simple cubano, que mantiene como pasión leer todos los días el Gramma a pesar de que su balcón está a miles de kilómetros de la Isla.
El decir y desdecir de estas criaturas antropofágicas es inconmensurable. Recuerdo cuando en La Habana se compró una dotación de guaguas a no recuerdo cual país de la otrora Europa socialista. Eran las mejores del mundo…poco tiempo después, pero siempre precedido de la caída del Muro…aquellos maravillosos medios de transporte masivo cayeron en desgracia y hasta se les acusó de causar nada menos que cáncer de pulmón. Los dos: el mérito y el demérito le fueron colocados por el científico Fidel.
Ahora el recular de Chávez con las FARC, me hace pensar que el problema no es solo de anciano dictador sino que puede ser un mal de colegas. Las FARC pasaron de ser, según el histriónico venezolano, un partido popular al que había que darle reconocimiento, a un grupete que debe deponer las armas.
La verdad es que si ellos no están locos, nos volverán locos a nosotros si por un error de sinapsis en algún momento de soledad les hacemos un poquitín de caso.
El decir y desdecir de estas criaturas antropofágicas es inconmensurable. Recuerdo cuando en La Habana se compró una dotación de guaguas a no recuerdo cual país de la otrora Europa socialista. Eran las mejores del mundo…poco tiempo después, pero siempre precedido de la caída del Muro…aquellos maravillosos medios de transporte masivo cayeron en desgracia y hasta se les acusó de causar nada menos que cáncer de pulmón. Los dos: el mérito y el demérito le fueron colocados por el científico Fidel.
Ahora el recular de Chávez con las FARC, me hace pensar que el problema no es solo de anciano dictador sino que puede ser un mal de colegas. Las FARC pasaron de ser, según el histriónico venezolano, un partido popular al que había que darle reconocimiento, a un grupete que debe deponer las armas.
La verdad es que si ellos no están locos, nos volverán locos a nosotros si por un error de sinapsis en algún momento de soledad les hacemos un poquitín de caso.
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