Hace muchos años que dejé mi oficio primario, la cirugía. Recuerdo el regocijo y no oculto que también el poco de vanidad que sentía al darle el “alta definitiva” a algún paciente después de haberle practicado alguna operación. No solo yo, parte de mi familia se sentía orgullosa al recibir elogios de esas personas, por el “inmenso agradecimiento” que sentían hacia mí.
El modo de pagarlo era muy variado. Como en Cuba todos los médicos éramos y siguen siendo asalariados, no existía la forma de recibir honorarios convencionales. Yo en particular recibía lo mismo un frasco de ostiones que me traía un pescador amigo-paciente, que un pequeño jabón ya usado, una caja de langostas “de exportación” que una “revista de afuera”, así fue como por primera vez en mi vida tuve en las manos una botella de Chivas Regal, con cuya caja hicimos un barajas para que la niña jugara. Innumerables eran los regalos.
Hace unas semanas y en virtud de uno de los acápites de la Ley 87-01 de Seguridad Social, aquí en República Dominicana, hemos comenzado a realizar Campañas de Salud. Aún el alcance es corto, pero se están iniciando los primeros pasos. En estos días he dado charlas sobre Cáncer cervico-uterino, próstata, mama. Charlas sobre Hipertensión arterial, Diabetes Mellitus, Nutrición. Las campañas cumplen otros requisitos como el pesquizaje de factores de riesgo cardiovascular entre otras cosas.
Puedo asegurar que la satisfacción que he sentido es la misma que cuando me vestía toda de verde y usaba guantes dentro de un quirófano. El agradecimiento es el mismo, lo único que cambia es la especie que se ofrece. Esta vez son aplausos, abrazos y unas sonrisas que valen todo el oro del mundo. Creo que por fin vuelvo a ser la profesional que dejé en mi país y lo mejor es que con muchas más aspiraciones, la primera: Desde mi modesta posición regalar un CHIN DE SALUD PARA TODOS.
El modo de pagarlo era muy variado. Como en Cuba todos los médicos éramos y siguen siendo asalariados, no existía la forma de recibir honorarios convencionales. Yo en particular recibía lo mismo un frasco de ostiones que me traía un pescador amigo-paciente, que un pequeño jabón ya usado, una caja de langostas “de exportación” que una “revista de afuera”, así fue como por primera vez en mi vida tuve en las manos una botella de Chivas Regal, con cuya caja hicimos un barajas para que la niña jugara. Innumerables eran los regalos.
Hace unas semanas y en virtud de uno de los acápites de la Ley 87-01 de Seguridad Social, aquí en República Dominicana, hemos comenzado a realizar Campañas de Salud. Aún el alcance es corto, pero se están iniciando los primeros pasos. En estos días he dado charlas sobre Cáncer cervico-uterino, próstata, mama. Charlas sobre Hipertensión arterial, Diabetes Mellitus, Nutrición. Las campañas cumplen otros requisitos como el pesquizaje de factores de riesgo cardiovascular entre otras cosas.
Puedo asegurar que la satisfacción que he sentido es la misma que cuando me vestía toda de verde y usaba guantes dentro de un quirófano. El agradecimiento es el mismo, lo único que cambia es la especie que se ofrece. Esta vez son aplausos, abrazos y unas sonrisas que valen todo el oro del mundo. Creo que por fin vuelvo a ser la profesional que dejé en mi país y lo mejor es que con muchas más aspiraciones, la primera: Desde mi modesta posición regalar un CHIN DE SALUD PARA TODOS.
1 comentario:
Me emociona, en lo más profundo de mi corazón, y mira que es bien profundo, saber que has recuperado esa sensación, me hace inmensamente feliz sentir tu satisfacción, tu alegria, porque he visto tu cansancio y tus quejas por las mismas jornadas. Parte de las contradicciones que te contaba, pero, !qué sabrosas cuando en el fondo reconocemos que son tan positivas! Mi cariño.
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