Dentro del maravilloso mundo de las relaciones amorosas, hacemos cada día entregas que confirman de una u otra forma, nuestra fe en la persona a quién amamos. Los regalos por insignificantes que sean siempre llevan esa carga de complicidad y demostración de afecto ultrasincero. No importa la cuantía monetaria de lo que entregamos, importa el gesto, el deseo.
Pero en esa misma obnubilación que nos envuelve el más prefecto de los sentimientos, dejamos espacio a una decisión torpemente peligrosa. No señores, el sexo sin protección no es un regalo ni una prueba de amor. Es simplemente un riesgo que de alguna manera se paga y muy caro.
El HPV o Virus del Papiloma Humano es una enfermedad de transmisión sexual extensamente difundida. Existen más de 100 cepas de este y alrededor de 30 de ellos son de alta peligrosidad en cuanto a cáncer cervicouterino se refiere. Lo peor es que su sintomatología a menos que sea con presencia de verrugas genitales, es prácticamente nula. Puede pasar como una simple lesión en la piel o mucosa genital aparentando una lesión por fricción durante el coito. Pero no es así. El cáncer cervicouterino y el de mama son las primeras causas de muerte en la mujer hoy en día y lo mejor es que pueden ser diagnosticados o evitados de una manera muy sencilla.
El uso del condón sí es un acto de amor inequívoco, incluso con nuestra pareja habitual, esa que creemos absolutamente monógama. El condón no limita la sensibilidad, ni presupone infidelidad.
Es sencillamente un acto de responsabilidad personal y social. Recuerdo una conversación entre dos personas que se aman profundamente y que por alguna extraña razón no conviven en familia, donde una le reclamaba a la otra, que, como expresión absoluta de su disposición amorosa era el no haberse protegido cuando tenían relaciones sexuales. Eso a estas alturas del desarrollo de las comunicaciones es imperdonable incluso infantil.
Pero en esa misma obnubilación que nos envuelve el más prefecto de los sentimientos, dejamos espacio a una decisión torpemente peligrosa. No señores, el sexo sin protección no es un regalo ni una prueba de amor. Es simplemente un riesgo que de alguna manera se paga y muy caro.
El HPV o Virus del Papiloma Humano es una enfermedad de transmisión sexual extensamente difundida. Existen más de 100 cepas de este y alrededor de 30 de ellos son de alta peligrosidad en cuanto a cáncer cervicouterino se refiere. Lo peor es que su sintomatología a menos que sea con presencia de verrugas genitales, es prácticamente nula. Puede pasar como una simple lesión en la piel o mucosa genital aparentando una lesión por fricción durante el coito. Pero no es así. El cáncer cervicouterino y el de mama son las primeras causas de muerte en la mujer hoy en día y lo mejor es que pueden ser diagnosticados o evitados de una manera muy sencilla.
El uso del condón sí es un acto de amor inequívoco, incluso con nuestra pareja habitual, esa que creemos absolutamente monógama. El condón no limita la sensibilidad, ni presupone infidelidad.
Es sencillamente un acto de responsabilidad personal y social. Recuerdo una conversación entre dos personas que se aman profundamente y que por alguna extraña razón no conviven en familia, donde una le reclamaba a la otra, que, como expresión absoluta de su disposición amorosa era el no haberse protegido cuando tenían relaciones sexuales. Eso a estas alturas del desarrollo de las comunicaciones es imperdonable incluso infantil.
Existe una vacuna contra el HPV, pero solo para los que no están infectados, es una buena inversión para nuestras hijas sin olvidar la recomendación obligada del uso del condón.
Tanto para hombres como para mujeres, una entrega sexual sin protección, más que un acto de amor debe considerarse, como dicen en mi país, una puñalada trapera. Lo mejor es que no es difícil tomar la decisión ya que va en la conciencia de cada cual.
Tanto para hombres como para mujeres, una entrega sexual sin protección, más que un acto de amor debe considerarse, como dicen en mi país, una puñalada trapera. Lo mejor es que no es difícil tomar la decisión ya que va en la conciencia de cada cual.
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