Lo vi, no me lo contó nadie. Iba camino al trabajo. Del otro lado de la carretera me pareció verlo pero no le dí crédito. Espere impacientemente la hora de salida. Bajo un torrencial aguacero puse el freno de manos, encendí las luces de emergencia y bajo un torrencial aguacero bajé del carro. Tenía que fotografiarlo, nadie me creería si no tenía las pruebas testimoniales. Esto que ven aquí lo vi yo, con estos ojos que tengo aquí en la puntica de la nariz. Como diría mi abuela ¡Ave María Purísima! ¡ Solavaya!
jueves, 9 de julio de 2009
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