jueves, 6 de noviembre de 2008

La pasión por el mar

Nunca podré vivir sin costas cerca, no podré. Necesito del mar. En mi ciudad, en la verdadera, los estragos que provoca el salitre son irrecuperables, pero los habaneros no reparamos en ello. Preferimos hundirnos en la herrumbre, en el inclemente viento del norte que empuja las olas calles adentro.
Me siento perdida sin su referencia, solo soy capaz de orientarme espacialmente si consigo saber en que punto cardinal ubico el mar. El mar del Golfo, el que rompe despiadado contra un muro mil veces bendito.
No tuve el valor de irme sin verlo, su rumor me persigue a donde quiera que voy. Hoy como nunca lo necesito, es mi pasión por ese mar.

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