miércoles, 12 de noviembre de 2008

Tienden puentes, pero de tela de araña

El octogenario Alfredo Guevara (difícil edad para llevar las riendas de la industria cinematográfica cubana) a convocado a los cineastas de Hollywood, New York, los independientes, los chicanos y a todos de los que se acordó en ese momento para un seminario denominado Puentes y más Puentes. Tras el parapeto de Obama, al señorcito del saco se le ocurre la brillante idea de unir como quiso Lenin a los proletarios de todo el mundo. Pero en este caso es a la crema y nata de los que desde el celuloide pudieran rendir pleitesía a su monárquica presencia en el ICAIC.
Hace unos cuatro días volví a ver Nobody listened, Algunos de los amigos que nos reunimos para la ocasión no conocían a sus directores, ni la dura realidad que la película trataba. No sé si Jorge Ulla vive y se sigue dedicando al séptimo arte. El otro director fue Néstor Almendros, nacido en Barcelona, hijo de Herminio Almendros que luego de licenciarse en Filosofía, comienza su carrera de dirección de fotografía en New York y Roma, emigrado a Cuba y escapado luego de ella por sus desencuentros con el stablichmen que recién comenzaba a formarse, se va a Francia y termina sus días en EEUU. Quiero limitarme a enumerar algunas de las películas en las que Néstor estuvo involucrado:

El pequeño salvaje y la Historia de Adéle, El último metro de Francois Truffaut
El coleccionista, La rodilla de Clara, Mi noche con Maud de Eric Rohmer
Días del cielo de Terrence Malick (premio Oscar de fotografía)
Kramer contra Kramer, Bajo sospecha, Billy Bathgate de Robert Benton
La decisión de Sophie de Alan Pakula

Existen dos premios que llevan su nombre: el Néstor Almendros Prize de la Film Society del Lincoln Center y el Néstor Almendros Award de la Asociación italiana de directores de fotografía.
No sería difícil pensar que este hombre reunió en si mismo gran parte de la historia reciente del cine (Europa, America del Norte y El Caribe). Sería interesante proponer un tercer premio con su nombre surgido de ese “abiertísimo” seminario que propone Guevara. Que lo sometan a votación, pero que todos tengan las mismas posibilidades, que no exista poder de veto. Que asistan desde Miguel Littín hasta Steven Sodhenberg, desde Michael Moore hasta Kevin Leffler. Entonces solo entonces podemos pensar realmente en pluralidad y no en puentes que te llevarán muy bien envuelto en sus telas hasta las fauces de una araña gigante, hambrienta y avejentada.

No hay comentarios: