Debo confesar que para mí, humilde servidora de la ciencia que fundó Hipócrates, la mejor Medicina que se hace en el mundo es la británica. Me derrito al leer cualquier artículo de sus numerosas Journals. Por lo general siempre doy por buenos y validos sus descubrimientos, sus hipótesis o sus teorías. Nada que me gustan.Pero no dejo de reconocer que quedé, literalmente pasmada, al leer que Paul Drayson (empresario, político y experto en robótica) da por cierta la posibilidad de un sexto sentido. Este tema ha sido mil veces llevado y traído, mordido y escupido. Siempre corre la misma suerte, entre adeptos y abyectos, muere o queda en el limbo. A alguien a quien quiero mucho le he comentado en más de una ocasión ese extraño sentir de que algo o alguien no andan bien. Ese sentimiento casi perverso de no me quiero meter en eso o me voy a meter aunque me linchen, parece muy semejante al que describe tal vez ingenuamente Drayson.
Me alivia saber que también los científicos británicos dicen que existen los instintos, o al menos las ideas intuitivas. Esas que si sabemos canalizar adecuadamente nos evitarían algunos malos ratos.
En fin que hay que intentar otear el ambiente para saber que “algo huele mal en Holanda”
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