martes, 24 de febrero de 2009

Cuando la sociedad se burla de sí misma

Ya mis amigos no me llaman para preguntar mi criterio puramente médico acerca de cualquier dolencia. O para que les recomiende un especialista de tal o más cual cosa. Ahora el tema es más difícil, mis amigos quieren saber si las medicinas que están comprando son o no falsas, si el medicamento que le pusieron en la emergencia está o no adulterado.
Lo siento por mis amigos, no los puedo ayudar. Pero no me puedo ayudar a mí misma en esta triste historia de la falsificación de medicamentos que sufre el país. Que no es solo de pequeñas farmacias sino de hospitales cabecera de provincia y que ha permeado cualquier sitio donde se dispensen estos remedios.
Los cuentos son atroces: Laamoxicilina de 500 mg. solo tiene 10 mg, el resto es harina, los óvulos vaginales (no sé cuales) los fabrican en un patio lleno de jaulas de pollos. Hace algún tiempo el Ministerio de Salud Pública de cuba hizo un llamado a las autoridades dominicanas por un problema similar con la falsificación de un producto comercializado por los primeros.
Es increíble que en Moca, donde está la mayor red de falsificación y adulteración de medicamentos, la población proteste porque no quieren que cierren los negocios que han sido sorprendidos in fraganti en este crimen, prefieren pagar barato por su propia “muerte”.
Para colmo de males ya solo nos queda hacerles el juego a las grandes farmacéuticas que nos expolian el bolsillo día tras día. Al menos parece que sus medicamentos siguen siendo confiables.
Definitivamente esta sociedad se burla de sí misma, lo ilícito, lo prohibido, lo mal hecho es lo que campea por su respeto. Basta ver esta foto que puede ser simpática, pero que encierra la desvergüenza por lo mal hecho.
Lo que me preocupa ahora es ¿A quién llamo yo para que me oriente?

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