lunes, 20 de julio de 2009

Adiós Frank MacCourt


La leí recién salidita del horno, algo que no era tan fácil en La Habana de aquellos tiempos. En familia la disfrutamos, y también la película que vimos años después ya lejos de La Habana.
Recuerdo que alguien decía que Candilejas, la película de Chaplin hacía llorar y reír sin pausa entre ambos actos. Eso fue lo que me sucedió con la historia de la vida de Frank MacCourt. Recuerdo el frío que él sentía en “Roma”, el único pedacito de la casucha de Limerick que no se mojaba o la muerte de Eugene. MacCourt fue un inmigrante atípico al dejar New York y más tarde volver a ella. Seguro nunca se propuso llegar a un Pulitzer ni a que su primera obra llegara tan pronto al celuloide.
He recomendado tanta veces esta novela como tiempo atrás lo hice con El gran Meaulnes. Este maestro de literatura y Bob Gedolf pusieron Irlanda en mi mapa imaginario a recorrer.
Seguro que a estas horas ya está con Ángela y contándole como la hizo famosa después de haber pasado tantas tristezas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola que editorial publico las cenizas de angela ?

Ana Zilma Miranda dijo...

Yo la tengo de Norma