miércoles, 8 de julio de 2009

Mensajes alternativos

Siempre encontramos artilugios para comunicar un sentimiento, dejando rastro en lo que no son nuestras propias palabras. Por suerte alguien se expresó antes que nosotros mismos. Definitivamente la herramienta más socorrida para este fin es la música, más exactamente la canción.
Recuerdo que siendo muy joven, Orlando Pita, mi querido amigo, necesitaba deshacerse de un amor que se le había echo viejo entre las manos y por vergüenza no sabía como ponerle fin. Se nos ocurrió una estrategia simplísima pero efectiva. Colocar una canción en el momento justo para que la novia se sintiera aludida y fuera ella quién pusiera fin a la relación. Era una gangosa canción de Julio Iglesias, no recuerdo que decía pero encerraba melódicamente lo que Pita no quería pronunciar. El resultado fue el esperado.
Muchas veces me descubro en mi carro asintiendo con la cabeza cuando parte de una lírica se ajusta a lo que yo quisiera decir, la mayoría de las veces son temas tristes y me remonto en ellos una y otra vez, como si el cantante me ayudara a entenderme a mí misma.
Estoy convencida que no soy la única persona que sufre de este tipo de apropiación. Es que resulta cómoda y aparentemente inofensiva. Además colocados a la intemperie pueden servir para explicar más de una situación. Las canciones fueron escritas para todos y eso nos sirve de buena excusa. De este modo, para ti, para ella, para él y para mí nos sirven como mensajes alternativos.

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