viernes, 30 de enero de 2009

Educación educativa, valga la redundancia


La capacidad de la juventud que hoy se educa en los niveles básicos depende en gran medida de la destreza para “enseñar” que tengan sus profesores. Es innegable la importancia que tiene para un bachiller emplearse a fondo en las matemáticas, la física, química, lenguaje, historia o geografía. Pero poco el tiempo que se destina en este nivel de educación para insertar a los jóvenes en la realidad del mundo que viven.
Es difícil encontrar adolescentes con criterios medianamente firmes en cuanto a los fraudes sociales, a la gobernabilidad o a los macroprocesos económicos que los circundan.
Sin embargo veo con tristeza como en la mayoría de los colegios del país (muy caros por cierto) se destinan horas/clase a la enseñaza de religión, rectifico, de una religión. No estoy en desacuerdo en crear zonas de debate en torno a la historia de las religiones, eso permitiría un espectro más amplio en el conocimiento de un mundo que cada vez se vuelve más incrédulo.
Hace apenas dos días, cuando bajó el inclemente sol caribeño de mediodía, realizaba mi trabajo de mamá en la recogida escolar, mi hija me comenta que no tenía tareas que realizar en casa. Habían dedicado varias horas de clases (asignatura Sociales) a ver un video. El video trataba de la reunión (filmada a escondidas) del consejo de directores de un prestigioso banco dominicano caído en la quiebra.
Recordemos que República Dominicana tiene el penoso honor de ser el país con el mayor fraude bancario percápita en el mundo. Fraude que se llevó de cuajo tres bancos y sumió a este país en un caos financiero, económico y social.
De inicio, la niña no entendió para nada lo que vio u oyó, pero frases aisladas y nombres quedaron grabados en su mente. Conversamos sobre el hecho y su cara de asombro fue todo lo que necesité para darme cuenta, que este puede ser el principio de una mejor educación. La próxima semana tendrán un debate sobre el video. Ella ya se prepara y yo la ayudo a encontrar referencias de este tipo de suceso.
Solo me resta felicitar al colegio, en particular al profesor de Sociales, por su ingeniosa y adelantada manera de educar.

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