lunes, 30 de junio de 2008

Vagar entre sensaciones y percepciones


Desde Paracelso el estudio de la Anatomía Humana se ha perfeccionado de tal modo que es muy difícil que hoy día se descubra algo nuevo dentro de ella. Pero la realidad del hombre como ser social o individual sigue siendo magníficamente cambiante.
Hace algún tiempo un amigo me prestó un libro que maneja el mundo de las sensaciones y las percepciones desde el punto de vista de las distintas disciplinas que hoy conforman las neurociencias. De inicio no le presté mucha atención, el texto es largo y complejo pero una vez que arranqué me ha sido fascinante.
La sensación se refiere a las experiencias básicas generadas por estímulos, es decir a la respuesta que generan. Mientras que la percepción es la interpretación de las sensaciones, el modo de organizarlas para darle un significado. En las sensaciones solo intervienen nuestros órganos de los sentidos, en la percepción es imprescindible el enrolamiento del cerebro.
Posteriormente comienza el proceso cognitivo, más complejo, donde hay un enorme acumulo de información que se recupera y se deja en reposo dependiendo del proceso que se este desarrollando.
Un ejemplo simple es la alarma sonora. Cuando reconocemos el sonido de una alarma entra a jugar nuestro mundo sensorial en este caso auditivo, si la respuesta es inmediata funcionaríamos a nivel protozoario (estímulo-respuesta), si ponemos en juego la percepción y le añadimos el conocimiento previamente acumulado podemos decidir si adoptar un actitud de alerta o simplemente desconectar el mecanismo de la alarma. Por eso es tan importante darle tiempo a las sensaciones para que a través de la percepción de las mismas nuestra respuestas sean las adecuadas, las basadas en el conocimiento previo, en el pensamiento inteligente

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