jueves, 18 de diciembre de 2008

Hay que ser poco inteligente

Las declaraciones de Raúl Castro en Brasil, dejan ver claramente que a esa gente no le importa en lo absoluto transitar por un camino de cambio. Además de irreverentes son irrespetuosas.
El cambio de presos es, más que un chiste, una broma de mal gusto. Los cubanos apresados en Cuba, defienden sus derechos dentro de las fronteras nacionales que les vieron nacer. Son ciudadanos legales aunque sin derechos, esos derechos proclamados por La Resolución de la Asamblea General 217 A (iii) de diciembre de 1948. Cuando ninguno de los Castro soñaba con regir el destino de millones de cubanos.
Los otros, los apresados en EEUU son espías, y reciben el trato que recibiría cualquiera de su condición en cualquier lugar del mundo. Evidentemente no son pares, no tienen por qué ser canjeables.
Pero lo peor es que a los de adentro los expulsan del lugar que aman, a los otros los retornan. Hay que ser poco inteligente para no darse cuenta que el teatro de los Castro es pura charlatanería.

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