sábado, 13 de diciembre de 2008

Sonido antes que imagen

Tengo un amigo que es apasionado al séptimo arte. Un apasionado exquisito, rebuscado. Parece haber soñado más películas de las que realmente vio. Tenemos puntos de vista similares en cuanto a lo estético y al discurso, pero nunca hemos hablado del sonido.
Estoy conciente de que puede ser una aberración, pero descompongo un film en varios subelementos.
Al primero que le presto absoluta atención es a la banda sonora. No logro zafarme de esa costumbre. En ocasiones para recordar una secuencia, una escena, debo evocar primero el sonido. Recuerdo que hace muchos años al entrar en una tienda de discos donde se podía comprar casi toda la música que me gustaba, lo único que me saco el aliento fue una banda sonora (Soundtrack). Era bastante cara para aquel entonces, pero cuando me la pusieron en las manos, como regalo, comencé a llorar. No lo podía creer. Aunque la música de Thelma and Louise no es exclusiva del film, el grueso esta compuesta por Hans Zimmerman.
Me es inevitable recordar la vista del Gran Cañón con el helicóptero de fondo y no oír la imponente música. Así mismo recuerdo mejor las escenas de American Beauty si echo a rodar primero la memoria musical. Zimmerman, Thomas Newman, Morricone, Howard Shore, Mark Isham, Peter Gabriel y muchos otros son tan importantes para mí como el guionista o el director. Ultimo descubrimiento Ex Postumus.
Confieso que una de mis pasiones es buscar en Limewire cuanto soundtrack pueda digerir y así construirme los CD que quisiera escuchar por siempre. Lo sé, es una desviación. Primero el sonido, luego la imagen, primero tu voz luego tu mismo.

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