domingo, 28 de junio de 2009

Tan débil que que se rompe

El pobre Conrado Hernández era un hombre débil, tan débil que al agacharse tanto la inteligencia cubana como la española le vieron los bloomers. No niego que yo también soy débil. Me muero por una tableta de chocolate 97% puro o por una cajita de higos turcos confitados.
En la noticia de El País Conrado dice que la CNI española conoce sus debilidades y se le fue metiendo. ¿Pero se le metió por donde? ¿Cuáles eran sus debilidades? A que no eran chocolatitos ni higos.
La debilidad de estos tipos es la tendencia resbaladiza a la traición, tanto que se pueden traicionar a si mismos. Ahora, el tipo sabe a quién echa palante, definitivamente es un hombre débil pero no bobo. De todas formas algo le debemos agradecer a Conrado: confirmó que todos andamos en lo mismo.

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