
Hace unos cuatro días volví a ver Nobody listened, Algunos de los amigos que nos reunimos para la ocasión no conocían a sus directores, ni la dura realidad que la película trataba. No sé si Jorge Ulla vive y se sigue dedicando al séptimo arte. El otro director fue Néstor Almendros, nacido en Barcelona, hijo de Herminio Almendros que luego de licenciarse en Filosofía, comienza su carrera de dirección de fotografía en New York y Roma, emigrado a Cuba y escapado luego de ella por sus desencuentros con el stablichmen que recién comenzaba a formarse, se va a Francia y termina sus días en EEUU. Quiero limitarme a enumerar algunas de las películas en las que Néstor estuvo involucrado:
El pequeño salvaje y la Historia de Adéle, El último metro de Francois Truffaut
El coleccionista, La rodilla de Clara, Mi noche con Maud de Eric Rohmer
Días del cielo de Terrence Malick (premio Oscar de fotografía)
Kramer contra Kramer, Bajo sospecha, Billy Bathgate de Robert Benton
La decisión de Sophie de Alan Pakula
Existen dos premios que llevan su nombre: el Néstor Almendros Prize de la Film Society del Lincoln Center y el Néstor Almendros Award de la Asociación italiana de directores de fotografía.
No sería difícil pensar que este hombre reunió en si mismo gran parte de la historia reciente del cine (Europa, America del Norte y El Caribe). Sería interesante proponer un tercer premio con su nombre surgido de ese “abiertísimo” seminario que propone Guevara. Que lo sometan a votación, pero que todos tengan las mismas posibilidades, que no exista poder de veto. Que asistan desde Miguel Littín hasta Steven Sodhenberg, desde Michael Moore hasta Kevin Leffler. Entonces solo entonces podemos pensar realmente en pluralidad y no en puentes que te llevarán muy bien envuelto en sus telas hasta las fauces de una araña gigante, hambrienta y avejentada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario